ER Diario
15/10/2024

La palabra, Milei y Trump

Entrevista a Reynaldo Sietecase en Las Ruinas Circulares.

En el marco de la 12ª edición de Paraná Lee, realizada del 10 al 13 de octubre, el periodista y escritor Reynaldo Sietecase presentó su última novela: “La Rey, oscuro resplandor de una realidad silenciada”.

Unas horas antes de su llegada a Paraná, durante una entrevista con el programa Las Ruinas Circulares, que conduce Florencia Gómez por Radio Costa Paraná88.1, el comunicador rosarino habló de su novela, de periodismo y de los tiempos políticos que viven la Argentina y el mundo.

“Cuando uno escribe ficción, el objetivo, por lo menos que yo me propongo, es que el lector se entretenga. A pesar de que, en general, mis novelas son duras, son thrillers, novelas negras, con mucha acción, mucha violencia, el objetivo central es pasarla bien”, dijo Sietecase, y opinó que “cuando uno busca un libro, como cuando busca una obra de teatro o una película, es para que le cuenten una buena historia y se la cuenten bien”.

Ese fue el objetivo, comentó, que se propuso hace más de 20 años cuando comenzó a escribir narrativas de ficción, y, en este caso, con un personaje femenino –la novedad que tiene esta novela – protagonizando la historia. “Estoy con mucha expectativa, recorriendo el país presentándola, y, en este caso, estar en Paraná siempre es un gusto porque tengo amigos y colegas”, señaló.

Sietecase, además, habló de su relación con el río. “Yo tengo todo que ver con el río, de hecho, en esta multiplicidad de géneros que siempre trato de abarcar, porque también escribo poesía desde muy chico y estoy armando un poemario, hace años ya, que tiene como eje el río, mi infancia, mi Rosario natal, y creo que estar cerca del río, cerca del río es potente, es inspirador”, enfatizó.

– ¿Hay un género para cada momento, hay un tono para cada momento a la hora de sentarse a escribir ¿Las novelas, en particular, cómo las pensás a la hora de sentarte a escribirlas?

– La novela tiene una planificación. No es como la poesía, que es un texto que puede aparecer de golpe o puede madurar por años, pero siempre la escritura no requiere de un trabajo tan arduo como implica una novela.

Esta novela la estuve trabajando cuatro años. Fue un trabajo duro porque, además, la protagonista es una mujer paraguaya, o sea que tuve que trabajar bastante el tema del habla, y toca temas como el narcotráfico y la trata. Es una novela que empieza en Paraguay, se desarrolla bastante fuerte en la Villa 31, en Buenos Aires, y termina en Madrid, o sea que tiene unos saltos de escenario, un vértigo que me hizo generar muchísimo laburo también de investigación.

El primer plan aparece cuando decido que mi próxima novela va a tener el desafío de tratar de encarnar a una protagonista mujer, algo que no había hecho hasta ahora, y los temas que quería tocar, y, después, van pasando cosas que van determinando situaciones.

Conocí un objeto maravilloso que es el espejo negro de obsidiana –un espejo que usaban los aztecas– y esta novela tiene de particular que es un thriller bastante duro, pero que tiene algo sobrenatural que transcurre durante toda la novela. Fue un desafío muy grande y estoy muy conforme con el resultado, porque es un policial bastante distinto.

Pero, volviendo a la pregunta, la novela implica planificar más que elegir, y los personajes, después, van haciendo cosas que a veces uno ni siquiera espera, me refiero a que la narración misma te va llevando a determinados lugares.

– ¿Es cierto que los personajes cobran vida mientras uno va escribiendo?

– Más que cobrar vida yo creo que no hacen cosas que no quieren. La Rey no quería salir de la Villa 31, y yo la tenía que sacar porque tenía que llevarla a Madrid para que la trama avanzara, y hasta iba en bicicleta diciéndome “no quiere salir, no quiere salir, ¿cómo hago para sacarla si no quiere?”.

Y, finalmente, el problema era que no la estaba sacando de una manera verosímil. Creo que a eso se refieren los escritores cuando dicen “cobran vida”, en realidad es que las decisiones que uno va tomando tienen que ser funcionales a los personajes.

A veces los personajes se resisten, es lo que sentimos los escritores, porque estamos haciendo algo mal, no es culpa de ellos.

– En esta construcción de la narrativa pareciera que el todo tiempo estamos en ese borde de lo verosímil, de no romper, tal vez, para que no nos resulte extraño a la hora de leerlo.

– Es que sería un error gravísimo, porque, sobre todo en este tipo de novelas que están tan ancladas en la realidad –el thriller, el policial, la novela de aventuras– si se cae lo verosímil, si el lector no te cree, casi te diría que se te desarma todo, es como un castillo de papel. Por eso hay que estar con mucho cuidado con, trabajar muy bien esa cuestión, por eso yo me ocupo tanto de eso.

Incluso lo sobrenatural que tiene esta novela, que la inscribe incluso en una tradición bien latinoamericana, tiene que ser verosímil, tiene que ser creíble.

En Cien años  de soledad pasan cosas extraordinarias pero las creés, es una condición perfecta; entonces, si vos ingresás a ese mundo, ingresás para aceptarlo, por eso no hay que cometer errores en esa construcción.

Preocupación

Sietecase, en este marco, habló del rol de la palabra, de la literatura, de la cultura, cuando se ven gestos que carecen muchas veces de humanidad.

“Si tengo que resumir lo que estoy viendo, lo resumo en una sola palabra: preocupación. Estoy bastante preocupado con lo que está pasando, en especial sobre cómo se va imponiendo el discurso violento, el discurso de odio. Lo veo con preocupación porque se da de arriba hacia abajo, y creo que en ese cruce de discursos de odio, alentar esa violencia puede terminar con violencia real, y eso me tiene un tanto alarmado. Que sea el propio Presidente el que insulta, el que descalifica, el que deshumaniza, me parece que habla de un estado de situación muy complejo que hay que llevar adelante más allá de los análisis políticos después que podamos hacer”, señaló.

“Yo soy alguien que trata de pensar y analizar lo que pasa siempre sin enojarme, tratando de entender, de ser riguroso, y parece que eso ya no tuviese demasiado peso, demasiada importancia, es como que la verdad dejó de ser importante, algo que hace años vengo advirtiendo”, dijo, pero admitió que “no es un fenómeno de la Argentina”.

El último debate entre Donad Trump y Kamala Harris, recordó Sietecase, “tuvo un episodio increíble cuando el expresidente Trump dijo que había inmigrantes haitianos que se comían las mascotas de la gente en Springfield. El periodista lo corrigió y le dijo que no era así, el expresidente dijo que lo había visto por televisión, y el periodista insistió en que no había ninguna denuncia. En otro momento eso le hubiera costado la carrera a un presidente, y, sin embargo, no pasa nada, puedes decir cualquier cosa que no pasa nada”.

“Acá también hay cantidad de ejemplos, tomo el de Norteamérica para que se entienda que no es un fenómeno argentino”, dijo, y remarcó que “para los periodistas es un desafío enorme el que se viene por esta multiplicidad de factores donde lo real, el hecho, empieza a perder importancia, empieza a ser poco valorado, se puede decir cualquier cosa y no pasa nada”, insistió.

– También el desgaste de la palabra, uno dice algo y es muy fugaz, se pierde rápidamente, y aparecen algunos fantasmas con epítetos tan desagradables. Cuando uno escucha directamente en un discurso al Presidente de la Nación hablando de, y perdón por el improperio, los zurdos de mierda. Si esa es la vara, es mucho más difícil.

– Sí, claro. Si el debate político empieza con insultos es imposible llegar a cualquier consenso, y cualquier país necesita consensos básicos, cuál es el modelo de desarrollo, cuál es la propuesta económica, cómo se baja la pobreza.

Es un momento complejo, especialmente para aquellos que tenemos que ejercer el periodismo, la comunicación.

Fuente: Radio Costa Paraná – Entre Ríos Diario