ER Diario
11/03/2020

Mujeres, economía y trabajo

Informe del Centro de Estudios de Económicas de UNER. En Argentina el 76% de los trabajos domésticos no remunerados son realizados por mujeres.

Por Exequiel Flesler

El Centro Interdisciplinario de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas (CIEFCE) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) elaboró un nuevo informe, en este caso “Mujeres, economía y trabajo”. Pretende acercar datos que visibilizan las desigualdades que padecen las mujeres en el mercado laboral. El informe está escrito por Belén Jerez y Rocío Arce.

En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, desde el CIEFCE, se propusieron “acercar datos que visibilizan las desigualdades que padecemos las mujeres en el mercado laboral”. Jerez y Arce aclaran que “las definiciones y categorías expuestas se enmarcan en la corriente de pensamiento económico, diferenciado y en construcción, que es la economía feminista (EF)” y advierten que “la teoría económica tradicional no considera un precio para el trabajo no remunerado que llevan a cabo varones y mujeres y, por lo tanto, tampoco un lugar en el mercado”.

“Entendemos que son estas tareas, invisibilizadas a lo largo de la historia, la base del funcionamiento del mundo en el que vivimos y que es, a su vez, uno de los aspectos fundamentales que explican la desigualdad de género”, agregan y fundamentan: “Las estadísticas a nivel mundial muestran como las mujeres llevan a cabo la mayor parte de las tareas de cuidado y de trabajo no remunerado, y a su vez obtienen menores ingresos que los varones, enfrentan altos niveles de desempleo, lo que contribuye al empobrecimiento sistemático de las mujeres y vulneración de sus derechos fundamentales”.

 

Indicadores básicos por sexo

“Para poder entender de mejor manera la desigualdad de género, debemos centrarnos en analizar la brecha de género. Dicha brecha es un concepto que permite analizar de manera analítica y empírica las diferencias existentes entre la participación de varones y mujeres en diversos ámbitos, con el fin de destacar las desigualdades existentes”, explican las investigadoras.

De la Encuesta Permanente de Hogares, del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), analizan tres variables: la tasa de actividad, la de desempleo y la de desocupación.

“La tasa de actividad, medida como el porcentaje entre la población económicamente activa y la población total de referencia, es mayor entre los varones, con una diferencia que supera los 20 puntos porcentuales”, marcan.

“La tasa de empleo, calculada como porcentaje entre la población ocupada5 y la población total de referencia, es mucho mayor para el segmento varones en comparación con el segmento mujeres. La diferencia en este caso también ronda los 20 puntos porcentuales”, sostienen.

“Tanto en el caso de la tasa de actividad como en la de empleo, ésta diferencia se explica porque existe una elevada porción de mujeres que dedican mayor tiempo a los trabajos no remunerados dentro del hogar, lo que dificulta la participación de las mismas en el mercado laboral formal”, analizan.

“De manera contraria, la tasa de desocupación, calculada como el porcentaje entre la población desocupada y la población económicamente activa, es mayor en las mujeres que en relación a sus pares varones. Esto se traduce en que las mujeres tienen mayores dificultades a la hora de incorporarse al mercado laboral y de conseguir un empleo cuando comienzan su búsqueda, por el mismo causante”, dicen las investigadores de la Facultad de Económicas.

 

En Gran Paraná

“En el aglomerado Gran Paraná no nos encontramos con una situación muy distinta a la evidenciada a nivel nacional. La tasa de actividad es mayor entre los varones, con una diferencia que ronda los 20 puntos porcentuales. Por su parte, la tasa de empleo es mucho mayor en los varones que en las mujeres. Sin embargo, la tasa de desocupación para este caso no evidencia diferencia entre ambos sexos”, observan y sostiene que “si bien las mujeres tienen una menor participación en el mercado laboral demostrada a partir de la tasa de actividad y de empleo, no encuentran diferencias a la hora del desempleo. Esto puede explicarse en gran medida por el abandono de la búsqueda de trabajo por parte de las mujeres como consecuencia de las tareas de cuidado y por el fenómeno del trabajador desalentado”.

 

Qué pasa con los ingresos

“La desigualdad no sólo puede observarse en la diferente participación de hombres y mujeres en el mercado laboral, sino que también esto se visualiza al analizar los ingresos y su distribución. Según los datos del INDEC, el ingreso medio total individual8 de varones ascendía a $31.497, mientras que el de mujeres ascendía a $22.365. Esto nos arroja que existe una brecha salarial en nuestro país del 28,9%. Es decir, que cada 100 pesos que gana una mujer fruto de su trabajo, un varón gana 129 pesos promedio”

¿Cómo se explica la brecha salarial? Existen “infinitos factores que llevan a las mujeres a obtener, en promedio, un ingreso menor. Cabe destacar que no es que a igual tarea, menor remuneración, a pesar de que existe ésta realidad, sino que es la desigual distribución de las tareas de cuidado no remuneradas, la imposibilidad de acceder a ciertos puestos de trabajo, la imposibilidad de conseguir un trabajo formal, entra otras, lo que explica esta diferencia”, responde Jerez y Arce.

 

Cómo se distribuye el ingreso

Analizan la distribución del ingreso de la población por deciles según sexo. “Si miramos la composición de cada decil y la distribución por sexo, se observa claramente como las mujeres se encuentran en mayor proporción en aquellos deciles de ingresos más bajos, perdiendo participación a medida que aumentan los mismos”, comentan.

Por esto, dicen que “la feminización de la pobreza existe y que las mujeres debemos soportar no sólo mayores tasas de desempleo y menores tasas de empleo, sino que también menores ingresos. La feminización de la pobreza hace referencia al creciente empobrecimiento material de las mujeres, la precarización de sus condiciones de vida y la vulneración de sus derechos fundamentales, que puede explicarse, en cierta medida, a partir del siguiente gráfico”.

 

Trabajo doméstico y cuidado no remunerado

“La Economía Feminista cuestiona la visión patriarcal de la economía que oculta que el trabajo realizado por las mujeres fuera del mercado es absolutamente necesario para el sostenimiento de la vida, la reproducción social y la acumulación capitalista. Por lo que es preciso considerar las tareas domésticas y de cuidados como trabajo”, introducen.

“Si analizamos la participación de varones y mujeres en el trabajo no remunerado, observamos que las mujeres tienen una participación mayor que los varones”, dicen

“Según la última encuesta sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo del INDEC las mujeres le dedicamos 4.17 horas a dichas tareas, frente a 1.33 horas dedicadas por los hombres. Por lo tanto, podemos decir que en Argentina el 76% de los trabajos domésticos no remunerados son realizados por mujeres”, observan y concluyen sobre que esto que “Esta división del trabajo entre varones y mujeres se asienta sobre concepciones acerca del rol y la sensibilidad que “corresponden” cada uno en el entramado socio-cultural en el que estamos inmersos”.

 

El trabajo reproductivo

“El trabajo reproductivo se ha impuesto a las mujeres y ha sido instalado como un atributo natural de nuestra personalidad femenina, como una aspiración proveniente de nuestro carácter de mujeres”, advierten las investigadoras y agregan que “si bien, a partir de mediados del siglo XX las mujeres se incorporan al mercado laboral, no quedan exentas de responsabilidades reproductivas y se configura así una doble jornada laboral, una remunerada y la otra no”.

“Luego, dependiendo de los ingresos que obtengan las trabajadoras en el mercado laboral se pone a evaluación si podrán o no tercerizar las tareas domésticas, que en la mayoría de los casos recaen sobre otra mujer”, agregan.

“Las tareas de cuidado han comenzado a ser visibilizadas con la consiga ´eso que llaman amor, es trabajo no pago´. Bajo el supuesto de que con un creciente avance tecnológico, las tareas de cuidado no podrán ser reemplazadas por éste, y es por ello que aproximarnos a la discusión, no resulta en vano”.

 

El aporte de medidas durante el kirchnerismo

“Los gobiernos kirchneristas tuvieron grandes iniciativas de valoración salarial de las tareas de cuidado a través de las moratorias previsionales, reivindicando labores históricamente invisibilizadas y permitiendo que millones de personas fueran reconocidas en su derecho a ser incluidas dentro del régimen previsional como trabajadores, como derecho de todas aquellas personas que aportaron a la sociedad con su trabajo. También se pueden reconocer la Asignación Universal por Hijo y la creación del Régimen de empleadas domésticas que le reconoce a las trabajadoras de casas particulares los mismos derechos que establece la Ley de Convenios de Trabajo”, aportan y ponen en contexto lo sucedido durante la Administración Macri:

“Venimos de un contexto de avanzada neoliberal, que como consecuencia retrajo la aplicación de políticas públicas destinadas a asegurar derechos fundamentales. Ante ese escenario, las mujeres venimos haciendo frente a la feminización de la pobreza y el recrudecimiento de las violencias fundadas en la condición de género”.

“Recientemente, la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva instrumentó mecanismos de transferencia directa que tendrán mayor impacto sobre mujeres que varones, en donde a través de la Ley de Seguridad Social (en su artículo 18) se habilita a la AFIP a realizar reintegros por consumo de los sectores vulnerables. La misma consta de un monto mensual por compras con débito en las que se cobra AUH o jubilación (mínima) con un reintegro máximo por hogar, que es calculado por la AFIP como el monto que gasta mensualmente en IVA en un hogar vulnerable. Decimos que esta medida impactará más sobre mujeres que varones porque, según datos disponibles en estadísticas de la seguridad social, más de la mitad del total de jubilados son mujeres, el mismo análisis se puede aplicar para el caso de la AUH cuando casi el 100% de sus beneficiarios son niños y niñas a cargo de mujeres”, concluyen.

“Estas reflexiones nos invitan a repensar el mundo en el cual vivimos, a visibilizar las desigualdades que padecen las mujeres y a abogar por un cambio de paradigma económico y social”, finalizan Belén Jerez y Rocío Arce.

El Informe completo

Informe-CIEFCE-N°27-Mujer-Economía-y-Trabajo.-8M-3

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