Conflicto docente y reforma del sistema jubilatorio en la escena. Expectativas en el sector privado: RIGI, RINI, créditos y nuevos mercados.
Por Exequiel Flesler
En la Casa Gris no ven el piso a la crisis económica producto de las políticas de ajuste sin contención ni concesiones que implementó el gobierno libertario que preside Javier Milei. Una foto contextual del momento de drástica carestía financiera se vivió esta semana cuando el área de finanzas discutía con mucho celo una partida de $200.000 para limpieza. Una nimiedad en el total del presupuesto. Pero hoy, como consecuencia del momento crítico, lo poco se discute como si fuera mucho.
Es en este contexto que el gobierno hace frente a un conflicto que va es ascenso. Los docentes, que hoy están en conciliación obligatoria dictada por la Justicia a instancia de un pedido del Consejo General de Educación (CGE), son la principal resistencia que encontró Rogelio Frigerio. En las oficinas del poder político todavía no logran entender por qué los estatales (tanto ATE como UPCN) acordaron su paritaria pero no lo hizo así el sector de la educación.
Sin embargo, a pesar de ello en el seno de la Administración se comprende cabalmente el momento. Entienden que, a pesar de la escalada en el conflicto, hay elementos que justifican la protesta. De todos modos, en Educación se confirma la decisión de cumplir con los 190 días de clases que son “innegociables”, según aseguran al tiempo que esgrimen que los paros docentes no ayudan en este momento donde cada quien en la sociedad debe poner lo suyo.
A esto se suma la remodelación del sistema jubilatorio en la provincia. Faena que comenzó con el aumento de tres puntos porcentuales en las alícuotas de contribuciones patronales y personales hasta llegar a la edad de jubilación ordinaria. Y, ahora, un proyecto de reforma que se discute en la Legislatura y que tiene la intención de salvar el 82% y las edades vigentes.
Además, aunque reconocen el momento difícil para los bolsillos de cada entrerriano y de cada entrerriana, en las oficinas donde se decide todo en el Gobierno esgrimen que no hay chanches de hacer acuerdos estructurales, como piden los sindicatos, en tiempos extraordinarios. Paso a paso, parece ser la máxima en momentos donde cada peso cuenta y, sobre todo, donde el piso de la crisis es un territorio desconocido hasta para las fuerzas del cielo.
Expectativas
La expectativa del gobierno, en consonancia con el discurso de campaña, está puesta en el sector privado. La idea de comenzar un rumbo para acercarse a Santa Fe y a Córdoba, las dos provincias socias con las que Entre Ríos compone la Región Centro, es el objetivo de máxima. “Dejar de ser la hermana pobre de la Región”, decía Frigerio en 2023. Empardar posiciones está lejos el horizonte, cambiar las expectativas se ve como posible.
Hoy, la adhesión al Régimen de Grandes Inversiones (RIGI), la concreción del Régimen de Nuevas Inversiones (RINI), incentivar los créditos para la producción en el sector privado y la perspectiva siempre latente de abrir mercados para las muchas cadenas productivas de la provincia están sobre la mesa y se tiene fe estos elementos.
Otro punto que aliviaría las arcas provinciales es una resolución favorable (vía la Corte de Justicia o por resolución administrativa) del conflicto por los fondos de ANSES y por la cuestión de Salto Grande.
En tanto, para el RIGI se tiene alguna esperanza en la provincia en que pueda aplicar para algún proyecto forestal o para uno relacionado a la obra pública.
Para lo primero, culpa del absurdo conflicto internacional ocasionado por la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú y bancado por la política, Entre Ríos quedó rezagada en la materia. En tanto, para la obra pública la infraestructura en rutas y puentes, por comenzar por estos dos aspectos, es una materia pendiente en esta geografía. Claro que no todo es tan fácil. La expectativa y la posibilidad existen.