El Gobierno de Entre Ríos le otorgó en Larroque –la ciudad donde nació– el premio El Sauce. Romani, en diálogo con el programa Malos Perdedores de Radio Costa Paraná, defendió enfáticamente la cultura popular, contó anécdotas y recordó a su compueblana María Esther de Miguel. Criticó, sin nombrar a nadie, a quienes insultan a todo el mundo, desprecian las expresiones culturales y las instituciones que fortalecen la cultura de un pueblo.
Roberto Romani es poeta, periodista, escritor, y un gran difusor y promotor de la cultura entrerriana. El sábado, en Larroque, fue distinguido por el Gobierno provincial con el premio El Sauce –que hace alusión al caballo del general Justo José de Urquiza–. “Es un premio que queremos darle a las figuras más importantes que tenemos en nuestra provincia en términos de cultura y de comunicación”, dijo el gobernador Rogelio Frigerio durante el acto de reconocimiento.
Romani, en diálogo con el programa Malos Perdedores (Radio Costa Paraná – 88.1 – Lunes a viernes de 10 a 13), señaló que recorrer tantas y tantas veces la provincia difundiendo la cultura “ha sido una satisfacción para mí, lo hacía en el campo privado desde los 18 años y cuando asumí la responsabilidad, primero en la Editorial de Entre Ríos y después en la Secretaría de Cultura, se afianzó todo porque tenía más herramientas, más medios y porque tenía de alguna manera la confianza de quienes en distintos puntos de la provincia pensaban que podíamos hacer algo por la cultura de Entre Ríos”.
“De qué vale que nosotros podamos realizar una gran cosa para Paraná, Concordia y Gualeguaychú, si no podemos llegar a esas escuelitas o a esos medios rurales donde casi nunca ocurren hechos culturales trascendentes, salvo las cosas que genera la propia comunidad”, reflexionó.
Hace 15 días, contó, “fui a una escuelita de Talitas, ahí casi en el límite de los departamentos Gualeguaychú y Gualeguay, cerca del río Gualeguay y viví también una experiencia hermosa con sus maestros, con sus alumnos”.
– O sea que no parás, seguís con eso.
– Sí, paré en la función pública, en diciembre. El gobernador Frigerio me ofreció continuar en el cargo, pero yo me alejé de la función pública sin tener domingos ni feriados, porque casualmente cuando más actividad cultural existe. Además, imagínate cursando la enfermedad, me faltaban todavía dos meses de quimio, yo tuve cáncer, me operaron varias veces y después tuve un largo tratamiento de quimioterapia. Y una cosa es que vos termines una gestión, en los últimos 2 ó 3 meses estás medio enfermo, podés delegar a muchos amigos que te pueden dar una mano y terminás una gestión, pero no empezar una gestión nueva limitada físicamente. Así que colaboro en todo lo que puedo con el gobierno de Entre Ríos, como con los municipios, como lo he hecho siempre, pero sin ocupar un cargo.
– ¿De dónde viene la pasión por la palabra dicha, por esto que vos traés y por lo que muchos te conocemos, del decir, del recitar?
– En la presentación de mi último libro, de mis últimos relatos, yo digo que antes de que mis ojos pudieran advertir el verde profundo del paisaje y adueñarse para siempre del corazón de las islas, yo escuché el latido original de las aguas, el arrullo primero de mi continente azul.
Me parece que viene de antes de que yo naciera- Yo nací en Larroque, pero a los tres días me llevaron al campo y allí viví hasta los 15 años, incluso los dos primeros años del secundario iba a caballo hasta la ruta y ahí hacía dedo para poder llegar a la escuela. De ida a veces tomaba un ómnibus porque más o menos me quedaba bien, pero a la vuelta volvía siempre a dedo. Y en todo ese itinerario, y en esa forma de integrarse al pueblo después de haber vivido 15 años en el campo, pensé en todas estas alternativas, deseaba hacer todas estas cosas.
En el primer año que viví en Larroque, hacía teatro con el padre Paoli Lovera, formamos un conjunto de folclore, hacíamos cosas para los chicos. En ese mundo maravilloso de la cultura, yo he sido espectador y creo que van a coincidir conmigo, que es hermoso ser espectador, sentarnos en una butaca para ver una buena película, un buen espectáculo y demás.
Ahora es maravilloso cuando uno se siente protagonista, sencillamente, pero protagonista de la vida cultural y sentís que aquello que decía André Malraux es cierto, que la cultura son todas las formas de pensamiento, de arte o de amor que hacen menos esclavo al hombre. Uno siente que tiene esas alitas de libertad cuando se puede expresar desde el campo de la cultura.
– ¿Cuántos libros tenés escritos?
– Son 30, entre los individuales que son los 15, 16 y otros compartidos. Acá en Entre Ríos felizmente ha habido muchas alternativas lindas, incluso de aquellas que se han generado en la Editorial de Entre Ríos, de publicar obras de varios autores, para que se vean reflejadas distintas emociones, distintas etapas incluso de la vida cultural de Entre Ríos, una provincia que ha sido tan rica en manifestaciones culturales desde las épocas de la Organización Nacional. Y antes aun, uno piensa en la mitad del siglo XIX ya estaban Olegario Víctor Andrade, Luis N. Palma, es decir, había gente muy valiosa. Eran autores con mucha fuerza y mucha repercusión en el ámbito nacional. Sus poesías a comienzos de siglo se enseñaban en los libros de lectura de todo el país.
Hoy tenemos a Selva Almada, que tiene repercusión internacional con sus obras, El Negro Aguirre, y podría seguir con una nómina interminable de gente de la cultura que sigue trascendiendo, sigue llevando el nombre de Entre Ríos con brillo y con jerarquía por el mundo. Podría seguir con Víctor Velázquez, Jorge Méndez. Es decir, sus obras han trascendido por el mundo y están felizmente todavía entre nosotros recibiendo la caricia de su pueblo. La mejor caricia para el autor, para el músico, es que se difundan sus obras.
Y María Esther de Miguel que fue un ser luminoso, más allá de sus libros como La Amante del Restaurador, La Batalla Secreta de Belgrano o El General Pintor y la Dama. Y era una mujer tan sencilla, tan feliz.
– Una vieja cuentera, decía ella de ella misma.
– Claro, pero no sabés la humildad que tenía. Vos sabés que ella, lo cuento porque me pongo ancho, vino a Larroque expresamente a la presentación de mis tres libros. ¿Quién era yo? ¿Qué era yo? No era absolutamente nada –bueno, no soy mucho ahora–. Pero ella venía y te analizaba el libro.
Me acuerdo que una noche me llamó porque ella, la mayoría de sus libros los escribió en Larroque, en un lugar que se llama La Tera, que es una casa que ella levantó, ella plantó los árboles, puso las plantas, hizo una gran biblioteca donde puso toda su vida.
Hoy toda la vida de María Esther está allí en La Tera, camino al cementerio de Larroque, que hoy es un lugar del pueblo, porque ella obsequió, regaló esa casa y esa quinta hermosa a la Municipalidad de Larroque para que se haga actividad cultural. Y vos encontrás todos los premios, todas las medallas, todos los originales de sus libros allí en La Tera. Y tenía una humildad.
Una noche me llama y me dice que estaba escribiendo una novela sobre Manuel Belgrano. “Me tenés que ayudar, búscame poesías que hablen de Manuel Belgrano, o citas o referencias poéticas sobre Manuel Belgrano”. Yo me sentía como, no sé, como Messi en el momento del Campeonato del Mundo. Una cosa así. Y bueno, le busqué material que después ella incluyó, citas o algunos comentarios que ella incluyó, y yo me sentía, ya te digo, el campeón del mundo. Así era María Esther de Miguel.
Ella escribió un libro prácticamente inhallable, porque la dictadura lo sacó de circulación, que se llama Dos para Arriba y Uno para Abajo, que son cuentos maravillosos. Sé que ella misma decía que era el mejor libro de cuentos, y yo estoy seguro de que es así, y no tuvo repercusión porque la dictadura y la propia editorial lo retiró, porque ella hacía algunas referencias incómodas sobre la vida de algunos soldados que habían estado en la guerra, de sus familiares. Es una pena, una gran pena.
Y es tremendo que todavía nos pases algunas cosas así, la irrespetuosidades por algunas expresiones de nuestro pueblo, que vienen de los latos rangos.
Es horrible lo que nos está pasando porque, cuando viene de arriba, cuando viene de las autoridades que nos tienen que cuidar, es tremendo, porque se hace un daño irreparable.
Cómo hace un niño, cómo hace un joven, que está mirando a una autoridad importante de nuestro país, y además hablando como se le ocurre, insultando a todo el mundo, despreciando las expresiones culturales y las instituciones que fortalecen la cultura de un pueblo.
Fuente: Radio Costa Paraná – Entre Ríos Diario